martes, 21 de julio de 2009

Empezando con el ejemplo

(gracias por el dibujo Juanma)



¿Debemos pensar que de un padre infractor saldrá un hijo infractor? ¿Debemos creer que la mella que deja un padre en su hijo es tan profunda que no hay posibilidad alguna de cambio?Los niños hacen lo que ven hacer a sus mayores, tal y como muestra este vídeo. Para un niño, un adulto es el puente entre él y el resto del Mundo, de modo que adopta sus formas para relacionarse con el resto de las personas. Eso por sí mismo no es bueno ni malo. Simplemente forma parte de la socialización básica de la persona. En realidad, el problema social viene cuando el modelo adulto no se relaciona con el resto de la gente de una forma constructiva. Tanto da que hablemos de apedrear a un animal como de pelearnos con el resto de conductores, por citar un par de ejemplos de los que se ven en el vídeo. El niño que ve hacer eso tomará esas actitudes como referencia de lo que hay que hacer cuando uno está en el Mundo.
Hay graves contradicciones en la transmisión de valores y modelos desde que somos niños y que son el origen oculto de muchos siniestros de tráfico. En este contexto, se podría decir que una buena parte de la culpa de los accidentes de los niños y de los jóvenes la tienen, en gran medida, los adultos.
Es como el caso del médico que, con un cigarro en los labios, le ordena a su paciente que deje de fumar. A medida que educamos a nuestros hijos, caemos continuamente en tremendas contradicciones, aunque seguro que para todas ellas tenemos una excusa de lo más (auto)convincente.
Le decimos al niño que no cruce si el semáforo está en rojo, pero luego nosotros pasamos porque, total, no viene nadie. Reprimimos al niño por haberse peleado en el colegio, pero luego gritamos e insultamos al resto de la Humanidad cuando estamos al volante, y es que dejan conducir a cualquiera. Castigamos al chaval por habernos desobedecido descaradamente, pero luego montamos en cólera cuando nos multan, que sólo lo hacen para amargarnos el día y para sacarnos la pasta.
La lista de contradicciones sería inacabable, pero el niño, que tiene todo el tiempo del Mundo y un disco duro acabado de formatear, va tomando buena nota de todas esas incoherencias. Ojo, que a él no le parecen incoherentes, sino absolutamente normales. Si lo hacen sus mayores, será que está bien. ¿O no?

www.circulando .es

No hay comentarios:

Publicar un comentario